Síndrome metabólico: el enemigo interior

Se denomina síndrome metabólico a la conjunción de varias enfermedades o factores de riesgo en un mismo individuo que aumentan el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular.

¿Qué es el síndrome metabólico (SM)?

Es la suma de, al menos, tres de los siguientes factores de riesgo:

  • Obesidad central o abdominal por medio de la circunferencia abdominal (hombres mayor a 102 cm, y mujeres mayor a 88 cm)
  • Aumento de los triglicéridos (igual o mayor a 150 mg/dl)
  • Bajos niveles de HDL colesterol (en hombres igual o menor a 40mg/dl, y en mujeres igual o menor a 50 mg/dl).
  • Hipertensión arterial (igual o mayor a 130/85 mmHg)
  • Glucemia elevada en ayunas (mayor a 110 mg/dl). La presencia de diabetes no excluye el diagnóstico de síndrome metabólico.
Obesidad central o abdominal: cómo detectarla
  • Mida su circunferencia abdominal
  • Quítese la camisa y aflójese el cinturón
  • Coloque el centímetro alrededor de su abdomen, sobre una línea imaginaria (línea centro abdominal) que pase entre el borde inferior de las costillas y el borde superior del hueso de la cadera (puede coincidir o no con el ombligo)
  • Al tomar la medida del abdomen debe estar relajado y haber exhalado el aire de los pulmones
  • Su riesgo comienza a incrementarse cuando la circunferencia de su cintura es:
    • Mayor a 94 cm, para el varón
    • Mayor a 80 cm, para la mujer
¿Cómo prevenir las complicaciones del síndrome metabólico?
  • Alimentación saludable: la sobrealimentación aumenta la adiposidad intra-abdominal. Esta grasa libera sustancias que lesionan al sistema cardiovascular. El sobrepeso y la obesidad aumentan además el riesgo de padecer otras enfermedades (adenomas prostáticos, cáncer de colon, de mama y de útero, enfermedad de Alzheimer, hipertensión arterial y trastornos respiratorios, entre otros).
  • Al observar la pirámide alimenticia se puede advertir que no sólo se compone de alimentos, sino que la actividad física regular sostiene toda la estructura. La pirámide nos indica la proporción de alimentos más saludables (cercanos a la base de la pirámide), y los menos saludables (situados en el vértice superior) que debemos observar en nuestra dieta. Enfermamos porque no respetamos estas proporciones.
  • ¿Peso ideal o peso saludable?: la alimentación saludable debe ser personalizada, diseñada y controlada por un especialista. El peso ideal es muy difícil de lograr, lo importante es tener un peso saludable. Debemos proponernos pequeños objetivos, metas que sean posibles de cumplir. Por ejemplo, disminuir 10% la circunferencia abdominal es un gran paso. Bajar de peso sólo por razones estéticas o por una dieta de moda tiene muchos riesgos.
  • Calidad de la comida: hamburguesas, empanadas, papas fritas, chorizos, panchos, fiambres, pollos, pizzas, postres, helados, pochoclo, gaseosas, bebidas alcohólicas en abundancia (cerveza), frituras, café y golosinas, son algunas de las comidas que se consumen en gran cantidad y frecuencia, especialmente por los jóvenes y los niños. Este tipo de comidas (“chatarra”) muy ricas en calorías, son pobres en vitaminas y fibras, aumentando el riesgo cardiovascular. Otros alimentos más saludables, como los cereales, verduras, frutas, pescados y carnes magras, son fuentes de proteínas, vitaminas y fibras, disminuyen el riesgo cardiovascular.
  • La conducta frente a la comida: a los niños se los educa desde pequeños a atenuar sus frustraciones con una golosina. Condicionamos sus conductas con un helado, un caramelo o un postre. Los obligamos también a terminar todo el plato de comida. Es probable que cuando lleguen a adultos y enfrenten cualquier adversidad también intenten disminuir su frustración comiendo en exceso o se “premien” con alguna golosina. Esta es una conducta compulsiva muy riesgosa. Cuando nos sentemos a la mesa para alimentarnos, hagámoslo sólo para comer. Sin preocupaciones o distracciones en otros pensamientos.